La calidad del aire es un tema de interés local y mundial; genera más interés cuando nuestras industrias y desarrollo afectan directamente. Cada día mas personas y empresas son conscientes de este problema y de la necesidad que existe para mitigarlo; este mes concretamos una reunión muy esperada con el representante de una de estas empresas que busca por medio de una ingeniería propia y patentada, colaborar con la industria salvadoreña y latinoamericana (Ing. Mario Cortez | Servimeycal S.A. de C.V.).
Es importante y motivador para nosotros como TEKSOL, saber que nos somos los únicos que buscamos aportar con nuestras soluciones a mejorar la calidad del aire y la calidad de vida para todos. Buscamos ser una opción viable, poder colaborar y acercar todas aquellas soluciones técnicas y comerciales que se necesiten.
Contexto.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) San Salvador es considerado entre las ciudades y capitales de Latinoamérica con mayor nivel de contaminación en el aire, el material particular (PM) suspendido en el aire puede tener efectos adversos en la salud, produciendo problemas en los sistemas respiratorio y cardiovascular de la población. Por ejemplo, en el año 2013, Soyapango tuvo el promedio más alto de material particulado PM 2.5 acumulado y tuvo 96 días con calidad del aire dañina. Ese mismo año hubo un aumento de las atenciones por asma no especificada, sumando 1165 consultas. (OMS/T21.2017) San Salvador y Santa Tecla son las zonas más afectadas por contaminantes producidos por las emisiones de humo a partir del uso de diésel que están catalogados como contaminantes atmosféricos con efectos carcinógenos, mutágenos y tóxicos que son altamente nocivos para los seres humanos y tienen efectos graves en la salud. Según el Ministerio de Salud de El Salvador (MIN-SAL, 2018) las principales fuentes de contaminación atmosférica son: las Fuentes móviles: Autobuses transporte colectivo, microbuses (uso diésel), vehículos particulares y Actividades productivas: Industria, Agroindustria, Agrícola. (Fuente Universidad Evangélica de El Salvador | Crea ciencia junio 2020).
Andrés Menéndez.